miércoles, 5 de marzo de 2014

Tareas para el hogar


 Son parte constitutiva de la terapia cognitiva. Por medio de ella, el terapeuta busca extender las oportunidades de cambios cognitivos y conductuales a toda la semana del paciente. 

Una asignación adecuada de tareas permite al paciente lograr mayores conocimientos, adquirir información, revisar sus pensamientos y creencias, modificar su pensamiento, poner en acción herramientas conductuales y cognitivas y experimentar nuevos comportamientos.

Las tareas pueden maximizar lo que se ha aprendido en la sesión y dar al paciente una sensación de mayor autosuficiencia.

Asignación de tareas:
Estas se adaptan a los pacientes en particular, se fijan en conjunto y se diseñan de acuerdo con los contenidos de la sesión, los objetivos generales que se han planteado el profesional y el paciente para la terapia, la conceptualización que el terapeuta ha hecho del paciente y la etapa en curso del tratamiento.

El terapeuta, en la primera etapa del tratamiento, sugiere las tareas, pero en forma gradual, tal como ocurre con el plan de las sesiones, comienza a pedir al paciente que diseñe sus propias tareas, los pacientes, que en el momento de concluir su terapia han aprendido a fijar sus propias tareas, tienen mayores probabilidades de continuar con esas actividades luego de finalizado el tratamiento.

Tareas permanentes típicas:

     1.- La activación conductual resulta especialmente útil para pacientes inactivos, pero también puede ser provechosa para aquellos que desean retomar actividades previas o enriquecer su vida por medio de otras nuevas. Otro tipo de actividades conductuales se derivan lógicamente del contenido de la sesión y consisten en la práctica de nuevas habilidades y/o la implementación de soluciones que surgen de la resolución práctica de problemas.

     2.- El control de los pensamientos automáticos es una tarea importante desde la primera sesión, cada vez que nota un cambio en el estado de ánimo y toma anotaciones, al comienzo puede escribir los pensamientos en un papel, cuaderno o ficha.

     3.- La biblioterapia es otra tarea permanente, suele ser importante que el paciente no sólo lea, sino que además anote sus opiniones, aquellas cosas con las que está de acuerdo o en desacuerdo o en puntos sobre los cuales desea hacer preguntas.

     4.- El repaso de las sesiones anteriores ayudar a consolidar los aprendizajes, el repaso consiste en la lectura de las notas tomadas en sesión y/o la escucha de una grabación de la sesión de terapia, mientras escucha la grabación, el paciente puede escribir los principales puntos o conclusiones, o registrar los pensamientos automáticos, creencias disfuncionales y respuestas adaptativas que identifica en la sesión.

     5.- La preparación de la siguiente sesión de terapia, es para muchos pacientes, una actividad natural y no necesitan recibir instrucciones para esta tarea permanente, estos pacientes automáticamente recolectan pensamientos para responder al interrogatorio del terapeuta al comienzo de la sesión.

Tareas adicionales:
 El terapeuta puede evaluar la posibilidad de asignar otras tareas que son útiles sólo para algunas sesiones en particular. Durante la sesión inicial, por ejemplo, puede ayudar que el paciente profundice su lista de objetivos y confeccione un listado de afirmaciones personales. Durante las sesiones siguientes, las tareas pueden centrarse primordialmente sobre la evaluación de los pensamientos automáticos y la manera de combatirlos.


Aumentar la probabilidad de éxito en la tarea:

La implementación de la siguiente guía, aumentara la probabilidad de que el paciente tenga éxito con la tarea y experimente una mejoría en el estado de ánimo.

1.     Ajustar la tarea al individuo. Es preferible asignar tareas demasiado fáciles que proponer algunas demasiado difíciles.
2.     Dar una explicación de cómo y por que podría ayudar una tarea.
3.     Establecer la tarea en colaboración con el paciente. Buscar las ideas y el acuerdo del paciente.
4.     Hacer que la tarea sea una propuesta sin posibilidades de fracaso.
5.     Comenzar la ejecución de la tarea, si es posible, en sesión.
6.     Ayudar a establecer sistemas para recordar la tarea.
7.     Anticipar posibles problemas, realizar ensayos encubiertos cuando haga falta.
8.     Preparar al paciente para un posible resultado negativo.

Adaptar la tarea al paciente:
 El cumplimiento exitoso de las tareas puede acelerar la terapia, llevar a un mayor sentimiento de satisfacción y mejorar el estado de ánimo.
Las tareas, por lo tanto, deben ser seleccionadas con mucho cuidado, para poder así acrecentar la probabilidad de éxito. No hay que asignarlas según una fórmula preestablecida, sino tomar en cuenta las características y los deseos del paciente.

También es importante predecir posibles dificultades antes de asignar una tarea. Esto se puede hacer evaluando el diagnóstico del paciente y los problemas que presenta.

Proveer una explicación:

Es más probable que un paciente cumpla con las tareas para el hogar si comprende cuál es el propósito de estas.
El profesional suele dar inicialmente una breve explicación, alentando al paciente para que descubra el propósito de cada tarea. 
También resulta importante señalar a los pacientes que es posible que mejoren más rápido si cumplen con las tareas. Se recomienda poner énfasis en las razones por las cuales las tareas deben hacerse diariamente. Para cambiar el pensamiento y el comportamiento son necesarios atención y esfuerzo sostenidos.

Establecer las tareas en colaboración:
El terapeuta debe asegurarse de que el paciente no sólo comprenda los objetivos de una tarea, sino que además este de acuerdo en hacerlas.

A medida que la terapia avanza, el profesional alienta al paciente para que fije sus propias tareas.

Evitar las posibilidades del fracaso:
Es fundamental que al comienzo de la terapia se enfatice que la realización de las tareas proveerá datos útiles, aun cuando el paciente no logre completarla. De esta manera, un paciente no consigue realizar su tarea, no se sentirá un fracasado y no se acentuará su disforia.

A veces, durante dos semanas seguidas, el paciente no logra hacer una parte significativa de las tareas, o las hace inmediatamente antes de la sesión, en lugar de dedicarles un tiempo de cada día, en estos casos, el profesional en lugar de continuar tratando de evitar el fracaso, debe intentar averiguar cuáles son los obstáculos prácticos o psicológicos que se interponen en la realización de sus tareas.

Comenzar la tarea en la sesión:
Es aconsejable, que especialmente en la primera etapa de la terapia, dejar libre algún tiempo en la sesión, para que el paciente pueda comenzar allí sus tareas. De esta manera el profesional evaluaría si el trabajo asignado tiene un nivel de dificultad adecuado.
También es útil para el paciente, ya que es más probable que continúe con una tarea que ya ha comenzado.

Recordar las tareas:
Es muy importante, que desde el comienzo  de las sesiones, los pacientes anoten las tareas asignadas durante la sesión.
Cuando, de todas maneras, olvidaran hacerlas, existen otras estrategias para recordárselo. Se les puede pedir que agrupen la tarea con otra actividad diaria. También pueden pegar letreros en el refrigerador, el espejo del baño o la guantera del automóvil.

Una conversación acerca de cómo hacen ellos para recordar tomar una medicación o administrársela a otra persona, puede evocarles recursos que previamente les han resultado útiles.

Anticipar problemas:
Es importante que el terapeuta se ponga en el lugar del paciente y considere las siguientes cuestiones:

1.     ¿La cantidad de tareas es razonable para este paciente?
2.     ¿El nivel de dificultad es adecuado?
3.     ¿Resultará abrumadora?
4.     ¿Parece estar lógicamente relacionada con sus objetivos?
5.     ¿Es probable que la complete?
6.     ¿Qué problemas prácticos se pueden interponer, tiempo, energía u oportunidad?
7.     ¿Qué pensamientos se pueden interponer?

El terapeuta debe preguntar al paciente acerca del grado de probabilidad (entre el 0-100%) de que complete la tarea. Si el profesional no está convencido en un 90 a 100%  de que el paciente puede hacer la tarea y de que la hará, debe considerar aplicar una o más de las siguientes estrategias:

1.     El ensayo encubierto, tal como se describe a continuación, se vale de las imágenes inducidas para descubrir y resolver potenciales problemas asociados con las tareas.
2.     Sugerir una tarea diferente es un recurso aconsejable cuando el terapeuta considera que una tarea es inadecuada o el ensayo encubierto no ha sido suficientemente eficaz. Resulta mejor sustituir la tarea por otra más fácil que el paciente pueda realizar.
3.     La dramatización racional-emocional puede ayudar a motivar a un paciente reticente, cuando el terapeuta considera que es importante para él realizar una determinada tarea.

Preparación para un posible resultado negativo:
Cuando se diseña un experimento conductual o se desea comprobar una presunción, es importante fijar las condiciones que confieren la mayor probabilidad de éxito.

Si el terapeuta piensa que un experimento puede no dar tan buenos resultados como se ha previsto, puede ayudar al paciente a anticipar sus reacciones frente a los pensamientos automáticos que surgirán.

Conceptualizar las dificultades:
Si el paciente tiene dificultades para llevar a cabo sus tareas, el terapeuta utiliza el problema como una oportunidad para comprenderlo mejor. Se plantea entonces, si el fracaso se relaciona con problemas de tipo práctico, si se trata de un problema psicológico encubierto o si tiene que ver con las cogniciones del terapeuta.

Problemas prácticos:
La mayor parte de los problemas prácticos se pueden evitar si el terapeuta establece las tareas cuidadosamente y prepara al paciente para realizarlas. El ensayo encubierto, también puede descubrir dificultades potenciales.

Existen 4 problemas prácticos típicos y sus soluciones:
*Realizar las tareas en el último minuto. Lo ideal es que los pacientes lleven a cabo las tareas para la terapia durante toda la semana.
2.  *Olvidar las razones de la asignación de una tarea. Algunas veces un paciente olvida hacer la tarea porque ha olvidado las razones por las cuales se le pidió que la hiciese. Este problema se puede evitar haciendo que el paciente anote las razones al lado de la tarea.
3.  *Desorganización. Cuando, pese a los recursos arbitrados, un paciente continúa con dificultades para llevar adelante las tareas, es aconsejable fijar una estructura especial o un régimen para hacerlas.
4.   *Dificultades con una tarea. Si el terapeuta se da cuenta, a posteriori de que una tarea ha sido demasiado difícil o que no estaba bien definida, debe ofrecer una explicación al paciente, que tal vez se ha autocriticado por no haberla realizado correctamente.

Problemas psicológicos:
Si una tarea ha sido fijada adecuadamente y el paciente tuvo la oportunidad necesaria para realizarla, las dificultades para no haberla cumplido pueden derivar de los factores psicológicos que a continuación se describen:

     1.- Predictores negativos. Cuando los pacientes se encuentran psicológicamente perturbados y en especial cuando están deprimidos, tienden a prever resultados negativos. Para identificar cogniciones disfuncionales que interfieren con las tareas, el profesional hace que el paciente recuerde algún momento determinado durante el cual pensó en hacer la tarea e investigar las cogniciones y sentimientos de ese instante.
                                                                                                                      
Cuando el paciente es ambivalente respecto del cumplimiento de una tarea, es primordial que el terapeuta reconozca que no sabe cuál será el resultado, entonces paciente y terapeuta también pueden confeccionar una lista de ventajas y desventajas que se derivan de la ejecución de la tarea. Si el paciente tiene dificultades para identificar los pensamientos automáticos asociados con la tarea o si le cuesta expresarlos con sinceridad frente al terapeuta, puede completar un formulario diseñado para consignar las dificultades con las tareas.

     2.- Sobrestimar las demandas de una tarea. Algunos pacientes sobrestiman los inconvenientes o dificultades que puede acarrearles una tarea o no perciben que el tiempo por invertir será limitado. En estos casos, paciente y terapeuta aplican técnicas de resolución de problemas para encontrar espacios de tiempo disponibles. El terapeuta también puede proponer una analogía, enfatizando que los inconvenientes que acarrearía la ejecución de las tareas solo se producirán durante un tiempo limitado.

     3.- Perfeccionismo. A muchos pacientes les basta con que les recuerden que no deben buscar la perfección cuando realizan las tareas, en cambio otros pacientes, que tienen una fuerte presunción subyacente respecto a la necesidad de ser perfectos, se pueden beneficiar con tareas que incluyan errores.

Obstáculos psicológicos enmascarados como problemas prácticos:
Algunos pacientes sostienen que problemas prácticos tales como la falta de tiempo, energía u oportunidad les impiden llevar a cabo las tareas. Si el terapeuta cree que hay también un pensamiento o una creencia interfiriendo con el trabajo, puede investigar esta posibilidad antes de tratar los problemas prácticos.

Problemas relacionados con las cogniciones del terapeuta:
Finalmente, el terapeuta puede evaluar si algunos de sus pensamientos o creencias le impiden alentar adecuadamente al paciente para que haga las tareas.

El terapeuta debe preguntarse qué pasa por su mente cuando piensa en la asignación de tareas o debe explorar por qué un paciente no las ha hecho.  Luego puede poner en práctica un Registro de Pensamientos Disfuncionales, un experimento conductual o puede hacer una consulta con un supervisor. Debe recordar que, si le permite al paciente dejar de lado las tareas y le evita esfuerzos, no le está dando ningún favor.

Revisar las tareas realizadas:
Desde el comienzo, los pacientes deben comprender que las tareas son una parte fundamental de la terapia. El terapeuta, por lo tanto, siempre debe prestar atención a las tareas asignadas en la sesión anterior. Aun cuando el paciente esté en crisis o desee conversar sobre temas no relacionados con las tareas, es importante dedicar unos minutos a su revisión o al menos acordar hacerlo en la siguiente sesión.

El profesional como el paciente deban considerar las tareas para el hogar como una parte esencial de la terapia.  Cuando las tareas se asignan y se realizan en forma adecuada, el progreso se acelera y el paciente puede practicar aquellas técnicas que necesitará una vez finalizada la terapia. 

Las imágenes mentales

LAS IMÁGENES MENTALES (IMAGINERÍA):

El paciente deberá aprender a identificar sus imágenes espontáneas y cómo realizar intervenciones terapéuticas tanto sobre las imágenes espontáneas como sobre las inducidas. Si bien, muchos pacientes generan imágenes automáticas, son muy pocos los que las refieren.


Las imágenes son breves y perturbadoras. Muchos pacientes las apartan rápidamente de su mente, pero si no logran identificarlas y combatirlas, pueden sentir sus efectos negativos de manera permanente.

Identificación de imágenes:
Para enseñar a los pacientes a reconocer las imágenes mentales e intervenir sobre las que son perturbadores, el terapeuta trata de descubrir una imagen mental espontánea que el paciente ha tenido o de inducir una en la sesión. Cuando el terapeuta se limita a usar la palabra imagen, muchas veces los pacientes no llegan a captar el concepto. 

  Instruir a los pacientes acerca de las imágenes mentales:
Algunos pacientes pueden identificar imágenes, pero no las refieren a sus terapeutas porque son gráficas y perturbadoras. Son reticentes porque no desean volver a experimentar la tensión o el miedo delante del profesional, para que él no los vea alterados, si el terapeuta logra darse cuenta de esta situación, debe referirse a la experiencia de las imágenes.


Combatir las imágenes espontáneas:
Una vez que el terapeuta ha comprobado que el paciente convive con frecuentes imágenes perturbadoras, le enseña diversos modos de responder frente a ellas,

Existen muchas técnicas distintas para ayudar a los pacientes a combatir sus imágenes automáticas. El terapeuta, le aconseja que practique muchas veces las técnicas, dentro y fuera de sesión, para aumentar la eficacia.

Seguir las imágenes hasta su conclusión:
Esta es una técnica muy útil, por lo tanto debe de enseñarse a primer término.
Puede ayudar al terapeuta y al paciente a conceptualizar mejor el problema, llevar a la reestructuración cognitiva de la imagen y brindar alivio para la situación.

El terapeuta es aquí donde alienta al paciente para que siga construyendo una imagen espontánea, pudiendo ocurrir opciones: el paciente imagina la solución de una crisis y se siente mejor, o bien imagina una catástrofe final, tal como la muerte.

Dar un salto hacia adelante en el tiempo:
En ocasiones, cuando se sigue una imagen hasta su conclusión, no se logran los resultados esperados, porque el paciente continúa imaginando más y más obstáculos o hechos perturbadores, sin que se pueda vislumbrar un final.
El terapeuta puede sugerir que el paciente se imagine a sí mismo en algún momento del futuro.


Comprobar la realidad de la imagen:
El terapeuta enseña al paciente a tratar la imagen como si fuese un pensamiento automático verbal, usando el cuestionamiento socrático estándar.
El terapeuta enseña a la paciente a comparar una imagen espontánea con lo que realmente está sucediendo.
Cuando se está tratando de imágenes, es preferible utilizar las técnicas específicas más que las técnicas verbales sugeridas, las imágenes tienden a responder mejor a ese tipo de intervenciones.
Sin embargo, cuando el paciente posee muchas imágenes vividas y perturbadoras, se puede beneficiar usando una combinación de técnicas y entre ellas, las verbales para el control de la realidad de sus cogniciones.

Repetir la imagen:
Se suele utilizar cuando un paciente imagina claramente un desenlace exagerado, pero no catastrófico para sus imágenes.

El terapeuta debe sugerir entonces que se represente una y otra vez la imagen en cuestión, y preste atención a los cambios en la representación del cuadro y al nivel de malestar que experimenta, algunos pacientes parecen hacer en estos casos un control automático del grado de realidad y pueden comenzar a ver la imagen de una manera más realista y con menos nivel de disforia. 


Sustituir o detener las imágenes y distraerse de ellas:
Estas tres técnicas fueron diseñadas para lograr un rápido alivio de los efectos de las imágenes, pero por lo general no sirven para producir una reestructuración cognitiva importante.

La detención de imágenes se puede utilizar en forma aislada o seguida de sustituciones de imágenes o distracciones, en estos casos, el paciente reconoce una imagen perturbadora y trata de eliminarla.
También se puede utilizar la técnica de distracción y refocalización de la atención.

La conjunción de imágenes agradables y relajación podría ser otra opción, cuando el desasosiego inicial es leve o moderado, los pacientes suelen experimentar alivio con la inducción de imágenes agradables.

Revisión de técnicas para combatir las imágenes espontáneas:

Una vez que se enseña al paciente algunas estrategias para lidiar con las imágenes espontáneas, el terapeuta trata de aumentar su uso mediante la práctica.

  La inducción de imágenes como respuesta terapéutica:
En algunas ocasiones el terapeuta trata de inducir una imagen opuesta para ayudar al paciente a combatir su imagen espontánea.

Un ejemplo es el ensayo encubierto para descubrir las dificultades que pueden surgir de las tareas para el hogar.

3 técnicas de imágenes inducidas:

           1.- Ensayo de técnicas de apoyo:
El terapeuta utiliza esta técnica en la sesión para ayudar al paciente a practicar mentalmente estrategias de apoyo en su imaginación. Está técnica es diferente de “tolerar la imagen” porque aquí el terapeuta induce una imagen con el objetivo de practicar técnicas de terapia cognitiva, mientras que en la anterior propone al paciente que maneje mejor las situaciones que se presentan en una imagen espontánea.

     2.- Distanciamiento:
 El distanciamiento es otra técnica de imaginería inducida, esta pensada para disminuir la tensión y ayudar a los pacientes a ver un problema desde la perspectiva más amplia.

Otra técnica de distanciamiento que puede ayudar a los pacientes a reaccionar frente a las consecuencias imaginarias de una catástrofe.

     3.- Reducción de la amenaza percibida:
 Tiene por objeto permitir que el paciente efectúe una mejor evaluación de alguna situación amenazante.


La mayoría de los pacientes experimentan pensamientos automáticos bajo la forma de imágenes espontáneas. A menudo se requiere un interrogatorio persistente para que logren reconocer sus imágenes. Los pacientes que tienen frecuentes imágenes perturbadoras se benefician con la práctica regular de varias técnicas de imaginería.

Otras técnicas cognitivas y conductuales

Las técnicas, tienen por objeto influir sobre el pensamiento, el comportamiento y el estado de ánimo del paciente. Encontrandose entre ellas la resolución de problemas, toma de decisiones, experimentos conductuales, control y programación de actividades, la distracción y refocalización de la atención.

Resolución de problemas
El terapeuta indaga acerca de esos problemas enla primera sesión y redacta una lista o los traduce en objetivos positivo. En cada sesión, alienta al paciente para que incluya en el plan los problemas que han surgido durante la semana o problemas que supone pueden producirse en las semanas.

Algunos pacientes tienen disminuida la capacidad para resolver problemas requieren de una instrucción directa a fin de solucionarlos. Otros pacientes, poseen gran habilidad para resolver problemas y solo necesitan ayuda respecto de las creencias funcionariales que les impiden solucionarlos.

Un formulario para la resolución de problemas debe de contener los siguientes puntos:
1.  Problema
2. Significado particular: pensamientos automáticos y creencias
3. Respuesta al significado particular
4. Soluciones posibles

Toma de decisiones
Muchos pacientes experimentan dificultades para tomar decisiones. El terapeuta pide al paciente que confeccione una lista de ventajas y desventajas de una de las lecciones posibles

Experimentos conductuales:
Los experimentos comprueban directamente la validez de os pensamientos o las presunciones de la paciente y son una importante técnica de evaluación, ya sea que se la utilice sola o acompañada del cuestionamiento socrático.

  Control y programación de las actividades:
Un cuadro de actividades es una tarjeta en la que se consignan los días de la semana en la parte superior y, sobre la izquierda, de arriba hacia abajo, aparecen las horas del día.
Este esquema se puede utilizar para controlar las actividades del paciente y recopile datos relevantes.


Revisión del cuadro de actividades (la siguiente semana):
El terapeuta y el paciente revisan juntos el cuadro de actividades, buscando modelos de funcionamiento y extrayendo conclusiones.

Evaluar los estados de ánimo utilizando el cuadro de actividades:
A algunos pacientes les resulta útil usar el cuadro de actividades para investigar la aparición de algún estado de ánimo específico.
Quienes padecen de cambios súbitos en sus estados de ánimo pueden beneficiarse enumerando actividades y consignando el estado de ánimo predominando que acompañó cada actividad.

Programar actividades:
El mismo cuadro se puede utilizar para programar actividades. En lugar de controlar las que realizará durante la semana, el paciente planifica y escribe las actividades para la semana siguiente, incluyendo algunas muy placenteras, tareas para realizar, eventos sociales, tareas de la terapia, actividad física u otras que eran evitadas anteriormente.

Distracción y refocalización:
Es mejor que el paciente evalúe el pensamiento automático en el momento en que este se produce y que lo pueda modificar por sí mismo.

Refocalizar la atención es particularmente útil en aquellos casos en los cuales se necesita concentración para la tarea que se está llevando a cabo, para continuar una conversación o para conducir.
El terapeuta enseña al paciente a concentrarse en la tarea inmediata, prestando atención deliberadamente al informe que está escribiendo, a lo que está diciendo su interlocutor o a la ruta que tiene por delante.

Relajación:
Algunos pacientes que se benefician con las técnicas de relajación.
Los ejercicios se deben enseñar y practicar en la sesión, porque allí se pueden resolver problemas y se puede evaluar su eficacia.


Tarjetas de apoyo:
Estas son habitualmente fichas de ocho centímetros por doce, que el paciente tiene a mano en la gaveta del escritorio, el bolsillo, o el monedero o pegadas en el espejo del baño, el refrigerador o la guantera del auto.
Se le alienta a que las lea continuamente, aproximadamente unas tres veces al día, y además cuando crea que lo necesite.

  Exposición gradual:
Cuando los pacientes se dan cuenta de lo lejos que están de un objetivo, se sienten abrumados y no se pueden concentrar en la etapa que están atravesando.

El terapeuta generalmente sugiere comenzar con una actividad asociada a un estado de angustia leve a moderado y practicarla diariamente o varias veces al día, hasta que la angustia haya disminuido de manera significativa.

  Dramatizaciones:
Pueden utilizarse con muchas finalidades diferentes. Pueden estar destinadas a descubrir pensamientos automáticos, las que tienen como finalidad el desarrollo de una respuesta racional y las que sirven para modificar creencias centrales e intermedias.

Algunos pacientes tienen habilidades sociales deficientes o sólo saben desempeñarse en un estilo de comunicación, pero carecen de la capacidad para adaptarse a otros estilos cuando es necesario.

Uso de la técnica del “pastel”:
En ocasiones es útil para los pacientes ver sus ideas expresadas en forma de gráfico. Un cuadro en forma de pastel se puede usar de muchas maneras, por ejemplo, para ayudar al paciente a establecer objetivos o a determinar responsabilidades relativas en una situación.

Establecer objetivos:
Cuando un paciente tiene dificultades para especificar sus problemas y los cambios que desea hacer en su vida o cuando no tiene conciencia de lo desequilibrada que es su existencia, se puede beneficiar con una representación gráfica de su uso real del tiempo versus el uso ideal que se plantea.

Análisis de la contribución de diversos factores sobre los resultados negativos:
El uso de los gráficos de pastel, también puede permitir a un paciente gráficamente las posibles causas de un determinado resultado.

  Comparaciones funcionales del yo y listados de afirmaciones personales:
Los pacientes con trastornos psiquiátricos tienden a procesar la información negativamente, en especial cuando se trata de evaluaciones de sí mismos. Tienen una inclinación a captar los datos negativos y a dejar de lado, desvalorizar o hasta olvidar las informaciones positivas.

Modificar la comparación con uno mismo:
El terapeuta debe ayudar al paciente a darse cuenta de que su atención negativa selectiva y las comparaciones que ella establece son disfuncionales. Después es enseñarle a formular comparaciones más funcionales de ella misma en su peor momento, y a mantener una afirmación personal.

Listado de afirmaciones personales:
Las afirmaciones personales son simples listas diarias de las cosas positivas que el paciente está haciendo o ítems por los cuales se merece crédito.

Completar un listado de afirmaciones personales al comienzo de la terapia también ayuda a los pacientes a prepararse para la tarea posterior de encontrar los datos positivos para el Formulario de Creencias Centrales.